Cada año, en ocasión del día mundial de los museos, celebrado el 18 de mayo, Barcelona abre las puertas de sus museos para realizar visitas nocturnas (de 19h a 1h). Esas visitas, además, son gratuitas y los museos programan actividades especiales para esa noche (podéis ver aquí el programa completo).
La fecha suele moverse en función del calendario, de modo que la noche de los museos coincida siempre con un sábado. Este año, pues, se celebrará el próximo 16 de mayo. Es una ocasión estupenda para vivir una noche algo distinta en la ciudad, y desde luego combinarlo con una cena o unas copas puede darle el toque final para una noche de sábado con amigos.
Nada mejor, por lo tanto, que darle un repaso a los principales museos de la ciudad.

Museo Picasso
El Museo Picasso es el museo cultural más visitado de Barcelona. Se aloja en tres palacetes de la calle Montcada y su colección parte de la colección privada del amigo del artista Jaume Sabartés, a la que se añadieron algunas obras donadas por el pintor.
A pesar de no contar con las que son probablemente las dos obras cumbre del artista, el Guernika y las Señoritas d’Avignon, el museo cuenta con una extensa colección, en la que destaca la serie de las Meninas, una reinterpretación de la famosa obra de Velázquez formada por varia piezas, la mayoría de ellas muy coloridas, aunque presididas por una versión en gama de grises y de lo más cubista de la obra del s. XVII. Junto a ellas, un amplio repertorio de obras que permiten ver la evolución de la trayectoria de Pablo Picasso y apreciar sus múltiples facetas y estilos.
Uno de los puntos fuertes del museo son las colecciones temporales, interrumpidas sólo por los imprescindibles cambios de exposición y que eligen temáticas variadas, haciendo que valga la pena visitar el museo de nuevo.


Fundació Joan Miró
Uno de los artistas catalanes más reconocidos, con el permiso de Salvador Dalí y Antoni Gaudí, es Joan Miró. El pintor y escultor, además de las obras que hay repartidas por la ciudad, como el mosaico de la Terminal 2 del aeropuerto o la Dama con Pájaro del parque de l’Escorxador, tiene también una Fundación que acoge muchas de sus obras, tanto pictóricas como escultóricas. Las obras expuestas abarcan toda la carrera del artista, de forma que permiten ver los cambios de estilo y evoluciones de su producción artística.


Museu Nacional d’Art de Catalunya
Este enorme museo contiene una amplia colección de épocas muy distintas que narran la historia de Catalunya a través del arte. A pesar del amplio repertorio, son dos las colecciones que destacan.
En primer lugar, la colección más reconocida y admirada del MNAC es la románica. Este estilo que se desarrolló en la Alta Edad Media tuvo una rama destacada y diferenciada en los Pirineos con el arte románico catalán. Las piezas son siempre de temática religiosa, y destacan los ábsides y los retablos. Con planos bidimensionales y todavía una falta casi absoluta de perspectiva, así como figuras rígidas y mayoritariamente estáticas, se caracteriza por ser un estilo del todo simbólico y didáctico, pensado para infundir el temor de Dios a los fieles, mayoritariamente analfabetos. Sus obras suelen representar una secuencia de imagines. En los ábsides, predominan las secuencias jerárquicas, donde Jesús, Dios o la Santa Trinidad presiden en lo alto del fresco (una figura central del movimiento es el pantocrator), apóstoles y santos en un segundo nivel, los creyentes y finalmente el infierno abajo de todo.
La otra gran colección del MNAC es la del modernismo y las vanguardias, donde destacan algunas obras escultóricas, principalmente el Desconsol de Josep Llimona, una de las obras más queridas de la escultura catalana. Junto a ella, también hay algunas obras modernistas, como las conocidas sillas (Confident) diseñadas por Antoni Gaudí. Pero una de las series centrales de la colección es la de los carteles modernistas, con algunas obras de artistas franceses como Toulouse-Lautrec, pero también obras de artistas locales como Ramon Casas.


Itinerario museístico de la ciudad romana
Ir el artículo dedicado a la Barcelona romana.

Museu d’Història de la Ciutat
Junto al subsuelo romano, el Museu d’Història de la Ciutat recoge también buena parte de la historia medieval de Barcelona. Una parte de la sede del museo es el que fue la residencia de los condes de Barcelona, que eran asimismo reyes de Aragón, de ahí que la plaza se conozca como plaza del Rey. Aquí tuvieron lugar episodios tan importantes como la preparación de la conquista de Mallorca por parte del rey Jaume I en 1228. Además de residencia, el Palacio Real era el centro político del reino, por lo que entre sus dependencias se encuentra el Saló del Tinell.
En el Saló del Tinell se desarrollaba la vida política del palacio, aquí el rey daba audiencia pública y recepciones, y aquí fue recibido Cristóbal Colón tras regresar de su viaje a las Indias, que resultaron ser en realidad un nuevo continente. Esta era también la sede donde se reunían las Cortes Catalanas, las asambleas de los tres reinos, encargadas de la mayor parte de las decisiones políticas y legislativas, y sin cuyo apoyo el rey quedaba casi desprovisto de poder fáctico.
El Palacio pasó, con la llegada de los Trastámara, a ser un conjunto de dependencias administrativas y sede de la Inquisición. Más tarde, con el Decreto de Nueva Planta de 1716, el espacio fue destinado a alojara las monjas clarisas, que tuvieron que abandonar su convento para la construcción de la Ciudadela.


CCCB y MACBA
Estos dos museos, ubicados el uno junto al otro, acogen una colección permanente y numerosas colecciones temporales (el CCCB es, de hecho, una sala de exposiciones) dedicadas al arte contemporáneo. Se trata de dos centros de referencia a nivel mundial para la exposición de obras pictóricas, escultóricas y espacios.
Uno de los puntos fuertes del MACBA, donde puede visitarse la exposición de tipo permanente, es la variedad de obras expuestas, realizadas por artista de muy distinta procedencia, lo cual permite contemplar las múltiples interpretaciones y visiones del mundo a través de los ojos de personas de muy distintas condiciones y experiencias vitales. Las obras expresan así sensibilidades, sentimientos e intimidades de muy variado repertorio, materializadas a través del genio creativo de estos artistas.



Museu del Disseny
Este museo abrió las puertas muy recientemente y busca recoger en un único museo uno de los emblemas de Barcelona: el diseño. La colección presta atención a la evolución estética de objetos de una absoluta cotidianidad.
Al verlo, el visitante es conducido hasta una reflexión sobre el papel que el diseño juega en nuestros objetos del día a día, y le permite apreciar cómo el diseño es el resultado de estética y funcionalidad. El museo expone uno junto a otro los distintos modelos de un mismo producto que se han ido creando a lo largo de los años, llevando al visitante a preguntarse cuál es el sentido de tal evolución, por qué y cómo han variado los gustos estéticos del mundo occidental, cómo la optimización de la funcionalidad puede condicionar el diseño, y en qué medida la estética y la funcionalidad pueden pugnar entre sí o combinarse.


El Museo del Disseny fue un museo que me encantó cuando fui a Barcelona la última vez. No lo conocía y para mi fue un gran descubrimiento.