Hace poco pasé un fin de semana en una casa rural de l’Empordà, una región situada al noreste de Catalunya, justo al lado de la frontera con Francia y situada entre el mar y los Pirineos. Se trata de una zona que a todos los catalanes nos gusta especialmente, y de uno de nuestros sitios favoritos para una escapada de fin de semana. Y a pesar de todo, la realidad superó con creces mis expectativas.
La casa rural en la que me alojé es El Pati de l’Albera, una casa muy mediterránea situada en Sant Climent Sescebes. Este es un pequeño pueblo situado al norte de Figueres, cerca de Peralada, un lugar con una paz enajenante. A pesar de que el paisaje es precioso, nada más bajar del coche lo que más me impactó no tenía que ver con las vistas del lugar; lo primero que sentí, para mi más grato deleite, fue ese maravilloso olor a campo y a naturaleza, y ese relajante silencio, vacío de rumores de coches, roto sólo de vez en cuando por el ruido de algún cencerro o el ladrido de algún perro.


Roberto nos recibió en la puerta de la casa y nada más entrar nos encontramos con ese acogedor patio tan mediterráneo que ocupa el espacio central de la casa. Podría pasar cada una de las noche de verano sentada en ese patio, a la luz de unas pocas velas, disfrutando del silencio de ese paraje, del olor del limonero que reina entre las muchas plantas que pueblan el patio y las paredes de la casa, y una copita de garnatxa o de limoncello. La felicidad, en realidad, precisa sólo de cosas sencillas.


Nuestra habitación se encontraba en la planta de arriba, al lado de la terraza: íntima y acogedora. Me encantó el toque marinero que tenía la decoración, con el color azul predominando y un cuadro de Cadaqués presidiendo el cabezal. Era sencilla pero muy arreglada, y el baño estaba impecable y tenía una instalación moderna. Son estos pequeños detalles los que te hacen apreciar proyectos como el de Roberto. Se nota en cada una de sus palabras pero también en cada rincón y detalle de la casa que el objetivo que prima por encima de todo es uno solo: que los huéspedes se sientan a gusto y como en casa. Se trata de una casa de pueblo, pero las habitaciones están bien acondicionadas, con un buen aislamiento y con instalaciones recientes.


Por la noche, quedé extasiada con el increíble espectáculo de estrellas. Apagamos la luz de la habitación, nos sentamos en las sillas de la terraza y nos pasamos un buen rato disfrutando de ese cielo completamente despejado y sereno, oscuro y brillante.
Ni que decir cabe que hubiera podido dormir doce horas del tirón. Y aun así, cuando sabes que te aguarda un gran día, resulta agradable levantarse de la cama. Desperté con la suave luz del sol que se filtraba por detrás de la cortina, rodeada sólo por el rumor de algunos pajarillos. Tras una rápida ducha, nos plantamos en la terraza para un magnífico desayuno a la catalana, con pa amb tomàquet y un estupendo surtido de embutidos y quesos, todos procedentes de la misma carnicería del pueblo. Os aseguro que tomar un desayuno como ese al sol de la terraza de la casa es una de las mejores cosas que se me ocurren para un sábado por la mañana.

Aunque nosotros estuvimos ocupando una habitación, la casa puede hospedar a 12 personas —15 si hay niños—, de modo que entre mis planes a medio plazo sin duda está el de alquilar la casa entera entre un grupo de amigos. Hay una zona común con salón, comedor y cocina que, en el caso de alquilarla entera, pueden utilizarse para organizar una cena para todo el grupo. Pero para la comida sin duda usaremos la barbacoa que hay en la terraza: nada como la carne y las verduras cocidas a la brasa, nada como preparar el almuerzo todos juntos mientras tomamos unas cañas bien frescas, y nada como comer bajo las sombrillas de la terraza y con vistas a las montañas.


Por otro lado, una de las cosas que más disfruté durante el fin de semana que pasé en El Pati de l’Albera fue que, gracias a su localización, descubrí una parte de l’Empordà que para mí era del todo desconocida. L’Empordà es conocido sobre todo por ser una zona veraniega, con turismo de sol y playa. Pero la mayoría de los catalanes desconocemos la zona del interior, que vale tanto la pena como la costa, con la diferencia de que se puede disfrutar todo el año y está mucho menos masificada. El enoturismo, rutas en bicicleta o de senderismo, rutas prehistóricas y, claro está, la pintura surrealista, son varias de las actividades que ofrece la zona y que pueden combinarse para conseguir un fin de semana perfecto.
(Lee aquí mi artículo sobre qué visitar en un fin de semana en l’Empordà)
Casa Rural el Pati de l’Albera
Carrer Nou, 7, 17751 Sant Climent Sescebes (Girona)
Web: http://www.pati-albera.es/es/index.html
Correo de contacto: info@pati-albera.es
Teléfono de contacto: 680 704 826
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