En Barcelona se libra una intensa batalla para disputarse el título de sitio de moda entre muchos de los locales de la ciudad. La mejor parte de esto es que los barceloneses hemos conseguido una portentosa oferta gastronómica, con opciones de todos los sitios del mundo, todos los estilos y todos los precios.
La batalla no se libra sólo en la calle, sino también en las redes sociales, donde todo restaurante que se precie está presente y activo con actualizaciones diarias que muestran desde coloridos y apetecibles platos hasta rincones de sus locales donde ningún detalle de la decoración escapa al escaparatismo.


Hoy os traigo mi selección particular de restaurantes cool de Barcelona. La lista podría ser más larga y este podio sin duda es discutible. Pero he optado por dar cabida a sitios que constituyen una verdadera alternativa el uno del otro, restaurantes con ofertas gastronómicas muy distintas, con precios a pesar de todo más o menos asequibles y con un tipo de público muy distinto.
La idea es que no haya que elegir a cuál ir, sino que se visiten todos, porque cada una ofrece una experiencia muy distinta de los otros y porque cada uno de estos locales muestra una Barcelona distinta. El orden, desde luego, no es relevante.


Antiga Fàbrica Moritz
La Antiga Fàbrica Moritz (Ronda Sant Antoni, 39-41) recupera un espacio antaño dedicado a la fabricación de cerveza para convertirlo en un restaurante de moda. Es uno de los sitios favoritos de los hipsters, un restaurante donde la cerveza se sirve en botellas de litro reaprovechables (también podéis comprarlas; llevar cerveza artesanal a una cena puede ser una buena alternativa a la clásica botella de vino).
Obviamente, esta bebida es la estrella del lugar, y pueden degustarse las distintas variedades que produce esta centenaria casa cervecera catalana. Y aunque aquí no se trata de acompañar la comida con algo de beber, sino más bien lo contrario, lo cierto es que el repertorio de tapas que ofrece la casa no es nada menospreciable. Precio medio: 20-25 €.
Por cierto, al salir no os dejéis perder los panes artesanales que se venden en una zona adyacente al restaurante. Os recomiendo el de nueces y orejones de albaricoque: ¡tremendo!



El Nacional
Este antiguo garaje del que os hablé hace unos días no se caracteriza sólo por lo particular del local, sino también por lo original de su oferta. Se trata en realidad de varios restaurantes en un único espacio, un formato novedoso que hace que El Nacional (Passeig de Gràcia, 24) sea una buena opción sin que importe qué nos apetece ni qué hora del día sea.
Para comidas o cenas destacan la brasería, el restaurante dedicado a los sabores del mar y la barra de tapas. Si os apetece más bien un afterwork¸ las barras centrales con tablas de queso y selección de jamones de distinta categoría, acompañados con una copa d vino y un poco de pa amb tomàquet son la elección adecuada. Aunque si sois de bolsillos anchos, también podéis decantaros por unas ostras con cava.
Para quienes vengan ya cenados o les apetezca un aperitivo, entre los locales de El Nacional también encontraréis una coctelería con un carta adecuada a cualquier hora del día. Y si venís a primera hora de la mañana o a media tarde, entrando a mano derecha encontraréis un espacio muy agradable para tomarse un té y algún pastelito. ¡Si es que todo está a pedir de boca!
El precio medio varía según a el restaurante, pero para que sirva de orientación, un afterwork para dos puede salir por unos 30€.




Nakashita
El mundo del restaurante japonés tiene un universo propio en Barcelona que preveo mostraros próximamente. Por ahora, os traigo uno de sus nuevos exponentes, el Nakashita (Carrer Rec Comtal, 15), abierto recientemente y frecuentado de vez en cuando por algún que otro jugador del Barça.
Nakashita apuesta por la ya conocida fórmula de la comida japonesa en un ambiente totalmente trendy y cosmopolita. Una parte muy importante de la firma de sus platos es la presentación, que pretende que la gastronomía no sea sólo ciencia y buen comer, sino incluso arte. Mi consejo: lanzaos a las atrevidas apuestas de sus gunkan y uramaki, con combinaciones de ingredientes que derriten el paladar y que salen completamente de la gama tradicional. Precio medio: 45-50 €.




Flax & Kale
Flax & Kale (Carrer Tallers, 74B) es el local joven de Teresa Carles, uno de los referentes de la comida vegetariana y vegana de la ciudad. Aunque funciona como restaurante para comidas y cenas, la especialidad de la casa es el brunch, una de las tendencias más consolidadas entre los barceloneses de veintimuchos y treintaipocos.
Siguiendo un estilo anglosajón, pero con un toque mediterráneo, y siempre fiel a la línea vegetariana marca de la casa, Flax & Kale ofrece varios tipos de brunch, que pueden ser rematados con alguno de los dulces de su barra de postres.
Mi consejo, sin absolutamente ninguna duda, son los Healthy Eggs Royale, huevos Benedict con un toque de curry y salmón acompañados con kale chips, una sorprendente y deliciosa alga crujiente que acompaña algunos de los platos de este local. También son recomendables sus zumos bio con un montón de propiedades de lo más saludable. Precio medio brunch: 20-25 €.




Cornelia & co.
De nuevo un local polivalente. Cornelia & co. (Carrer València, 225) es un sitio ideal para tomarse un café, para una copa después del trabajo o para una buena cena. La seña de identidad de este restaurante son los productos de calidad, tanto los usados en los platos que se sirven como los que pueden adquirirse en la pequeña tienda que hay dentro del restaurante.
Me confieso especialmente fan de sus pastas y arroces, algunos en combinaciones muy novedosas como el arroz con alcachofas y sepia, y otros en combinaciones ya conocidas pero servidas con un balance entre ingredientes que proporciona ese estupendo equilibrio de sentirse satisfecho sin sensación de pesadez. Por cierto, sus “postres lujuriosos” hacen honor a su nombre. Precio medio comida: 35-40 €.




Hola, el jueves voy con mi mujer a Barcelona al concierto de Coldplay por su 40 años y me gustaría llevarla a comer a un sitio bonito, agradable y poco turístico, donde iría un barcelonés y a ser posible que no sea excesivamente caro… Muchas gracias